Norbert Wiener (1894 - 1964) estadounidense conocido como el fundador de la cibernética, era el típico matemático despistado.
En cierta ocasión su familia se mudó a un pueblo muy cercano a donde vivían antes. Su esposa, conociéndole, decidió que no participara en el cambio de casa y le sugirió que fuera a la Universidad, así ella se encargó de la mudanza.
Tras repetirle cientos de veces (quizás más) que se mudaban tal día, el día D le dio una hoja de papel con la nueva dirección porque estaba absolutamente segura de que lo iba a olvidar.
Desgraciadamente, Norbert Wiener usó este papel para resolverle por la otra cara una duda a un estudiante y cuando volvió por la tarde a su casa, por supuesto, se olvidó de que se habían mudado.
Su primera reacción al llegar a su antigua casa y verla vacía fue la de pensar que le habían robado, y entonces recordó lo de la mudanza. Como tampoco conseguía recordar a dónde se habían mudado y no tenía el papel, salió a la calle bastante preocupado y vio una chica que se acercaba; entonces le dijo:
- Perdone, pero es que yo vivía aquí antes y no consigo recordar...
- No te preocupes, papá, mamá me ha mandado a recogerte.
(Los Matemáticos no son gente seria, Cl. Alsina, M. De Guzmán, Ed. Rubes, 1998)
martes, 8 de septiembre de 2009
domingo, 6 de septiembre de 2009
Giordano Bruno, saber es poder
Nacido en Roma en el año 1548, Giordano Bruno fue un filósofo, un monje de espíritu libre que necesitaba entender el mundo más allá de la autoridad clerical que lo dominaba todo, un poeta renacentista, astrónomo, epistemólogo, un revolucionario político y, finalmente, un mártir de la ciencia.
A los 16 años ingresó en los Dominicos, con quienes estudió filosofía aristotélica y teología, pero pronto fue acusado de herejía al rechazar las figuras de los santos. Huyó a otros países y pasó por distintos movimientos y órdenes religiosas, siempre buscando un ambiente que congeniara con su integridad intelectual, pero todos fueron abandonados por considerar que coartaban su libertad intelectual.
En 1581 Giordano Bruno fue a París y comenzó a dar conferencias sobre filosofía, después llegó a Londres, donde enseñó en la Universidad de Oxford sobre la cosmología copérnica (algo que nadie se atrevió a hacer en toda la década) y finalmente, en 1585, retó a los aristotelistas a un debate público en el que terminó siendo atacado y expulsado del país. Por entonces ya es considerado un radical y un personaje peligroso para los intereses de muchos.
Bruno viajó por Roma, Suiza, Francia, Inglaterra y Alemania, donde pudo imprimir muchos de sus trabajos. Obras en las que cuestiona los métodos tradicionales del conocimiento, critica la superstición, habla sobre las ideas, sobre la doctrina copernicana, sobre el arte de la memoria y donde señala, entre otras cosas, que el cristianismo es irracional y aceptado únicamente por fe.
Finalmente fue invitado a viajar a Venecia por el noble italiano Giovanni Mocenigo, quien aparentemente se convierte en su protector. Mocenigo consideraba a Bruno un mago por su gran memoria, y sus verdaderas intenciones eran que éste le esnseñase el arte de controlar las mentes ajenas. Ante la negativa, Bruno es traicionado por el noble y entregado a la Santa Inquisición.
Es arrestado y encarcelado en una mazmorra durante 8 años, durante los que se le ofrecieron varias prórrogas para que considerara su postura y se retractase, pero Bruno nunca rechazó sus ideas.
Giordano Bruno es condenado a la hoguera por blasfemia, herejía e inmoralidad por el cardenal Roberto Belarmino, el mismo inquisidor que años después llevaría el juicio contra Galileo Galilei, y el 17 de Febrero de 1600 es ejecutado quemado vivo en la plaza pública junto con sus libros, momentos después de responder a sus jueces la conocida frase: "Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla".
Siendo ejecutado, uno de los monjes que asistían al juicio se le acercó para ofrecerle besar un crucifijo, pero Bruno lo rechazó con desprecio mientras ardía.
A los 16 años ingresó en los Dominicos, con quienes estudió filosofía aristotélica y teología, pero pronto fue acusado de herejía al rechazar las figuras de los santos. Huyó a otros países y pasó por distintos movimientos y órdenes religiosas, siempre buscando un ambiente que congeniara con su integridad intelectual, pero todos fueron abandonados por considerar que coartaban su libertad intelectual.
En 1581 Giordano Bruno fue a París y comenzó a dar conferencias sobre filosofía, después llegó a Londres, donde enseñó en la Universidad de Oxford sobre la cosmología copérnica (algo que nadie se atrevió a hacer en toda la década) y finalmente, en 1585, retó a los aristotelistas a un debate público en el que terminó siendo atacado y expulsado del país. Por entonces ya es considerado un radical y un personaje peligroso para los intereses de muchos.
Bruno viajó por Roma, Suiza, Francia, Inglaterra y Alemania, donde pudo imprimir muchos de sus trabajos. Obras en las que cuestiona los métodos tradicionales del conocimiento, critica la superstición, habla sobre las ideas, sobre la doctrina copernicana, sobre el arte de la memoria y donde señala, entre otras cosas, que el cristianismo es irracional y aceptado únicamente por fe.
Finalmente fue invitado a viajar a Venecia por el noble italiano Giovanni Mocenigo, quien aparentemente se convierte en su protector. Mocenigo consideraba a Bruno un mago por su gran memoria, y sus verdaderas intenciones eran que éste le esnseñase el arte de controlar las mentes ajenas. Ante la negativa, Bruno es traicionado por el noble y entregado a la Santa Inquisición.
Es arrestado y encarcelado en una mazmorra durante 8 años, durante los que se le ofrecieron varias prórrogas para que considerara su postura y se retractase, pero Bruno nunca rechazó sus ideas.
Giordano Bruno es condenado a la hoguera por blasfemia, herejía e inmoralidad por el cardenal Roberto Belarmino, el mismo inquisidor que años después llevaría el juicio contra Galileo Galilei, y el 17 de Febrero de 1600 es ejecutado quemado vivo en la plaza pública junto con sus libros, momentos después de responder a sus jueces la conocida frase: "Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla".
Siendo ejecutado, uno de los monjes que asistían al juicio se le acercó para ofrecerle besar un crucifijo, pero Bruno lo rechazó con desprecio mientras ardía.
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